Identifica tu tipo de piel

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Un producto cosmético tiene como función principal cuidar y limpiar las capas más superficiales de la piel y mantenerla en buen estado.
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Un producto cosmético tiene como función principal cuidar y limpiar las capas más superficiales de la piel y mantenerla en buen estado.  Por eso conocer tu tipo de piel es fundamental para saber cuáles son sus necesidades y que puedas elegir o elaborar un producto cosmético adecuado/que te conviene.

La piel es un órgano que se modifica a lo largo de la vida y muchos factores intervienen y alteran su estado. No solo la edad incide en ella sino también tu estilo de vida, la alimentación que llevas, el clima donde vives, el estrés que tienes, la contaminación ambiental y, por supuesto, tu sistema hormonal. 

Por eso es interesante observar de vez en cuando para saber cuáles son sus necesidades y elegir los productos que le van a sentir bien según tu tipo de piel.

A continuación, vamos a describir los diferentes tipos de pieles para que intentes conocer mejor la tuya, aunque la tuya sea única.

¡Vámonos!

Clasificación de los diferentes tipos de piel

Podemos clasificar nuestro tipo de piel según si tenemos la piel normal (que no creo que exista, al menos que tengas 10 años de edad, que vivas en una zona sin contaminación y que lleves una vida muy saludable), la piel seca, la mixta y la grasa.

También podemos hacer una clasificación según el estado de la piel o sus alteraciones.La piel suele ser influenciada por la edad, la temporada del año, el estado anímico, la alimentación, etc. Son estados más cambiantes, que se combinan con el tipo de piel y el resultado es una piel deshidratada, otra piel sensible, o incluso también puede ser una piel madura.

Diagnostica tu tipo de piel y descubre su naturaleza

La piel normal

Se observa una piel uniforme, sin imperfecciones, luminosa, satinada y con poros pequeños y cerrados. Una piel ni fina ni tampoco espesa. 

Se nota una textura suave, lisa y redonda como la piel de un bebé.

Se siente una piel cómoda y flexible.

La piel normal es la que olvidamos porque no tiene ninguna necesidad. Suele ser la piel de los niños hasta la llegada del sistema hormonal. Es una piel ideal.

La piel seca

Se observa una piel apagada y mate. Le falta luminosidad. Los poros se aprecian pequeños, casi imperceptibles. 

Se nota la piel rugosa, áspera y muy fina. Presenta signos de envejecimiento cutáneo prematuro con la aparición de arrugas incipientes. No tiene mucha flexibilidad. Puede llegar a descamar si no aplicamos ningún tratamiento. 

Se siente la piel tirante e incómoda. A veces esta sensación va acompañada de irritaciones, rojeces, descamación y picores. 

Fisiológicamente, la piel es seca donde está pobre en glándulas sudorales, las glándulas encargadas de la transpiración. Que sean ecrinas o apocrinas, esas glándulas crean una humedad que no tienen las pieles secas.

En consecuencia, La piel seca presenta una alteración de la función barrera, con más concentración de ácidos grasos y menos ceramidas. Esto permite una mayor pérdida de agua e induce a una descamación de corneocitos. 

Es una piel vulnerable a las agresiones externas como el sol, el frío, el viento y los detergentes. Es una piel bastante permeable.

La piel grasa

Se observa una piel gruesa, brillante e irregular.  Su color tiende a ser apagado. Los poros son bastante visibles y grandes. Es una piel propensa a tener comedones (puntos negros), imperfecciones, pequeños quistes y milium. A lo largo del día, suele volverse más brillante, sobre todo en la zona T. Los signos de la edad no están muy pronunciados. 

Se nota la piel suave y aceitosa al tacto. También flexible.

Se siente una piel resistente a agentes externos como el viento. Prefiere ambientes secos y cálidos. Los climas húmedos aumentan la secreción sebácea. La piel no tiene necesidad de recibir ningún producto encima para sentirse cómoda. 

Fisiológicamente, la piel grasa es rica en sebo, producidas por las glándulas sebáceas. La grasa lubrifica pelo y piel y la protege del exterior, lo que la hace resistente.

Muchas veces la producción de grasa está bajo influencia hormonal.  También el estrés hace crecer la seborrea.

La piel mixta

Se observa una mezcla entre piel seca y piel grasa. Brillante con poros abiertos en la zona T, la parte mediana de la cara (es decir la frente, la nariz y la barbilla) y seco en las mejillas.

Se nota una textura rugosa en las mejillas y suave y oleosa en la parte central. 

Se siente una piel incómoda y sensible en las mejillas que se pueden alterar con cambios bruscos de temperatura y al usar jabones tradicionales.

Fisiológicamente, la piel mixta es una variante de la piel grasa en que la zona T es más seborreica que en la de las mejillas, pero no se puede tratar como si fuera una piel grasa.

La piel deshidratada

Se observa un tono apagado con poca luminosidad, una mayor visibilidad de las arrugas y líneas de expresión y los poros se aprecian alargados.

Aparecen también pequeñitas estrías al nivel de los ojos, de la frente, de la nariz y la boca. A veces, aparecen descamaciones. 

• Se nota al tacto que la piel es áspera y rugosa.

Se siente la piel incómoda con sensación de tirantez y sequedad en el rostro. Podemos sentir picores. Los ambientes húmedos mejoran su estado. Las temperaturas extremas la empeoran.

La principal problemática de la piel deshidratada es la pérdida de agua por una alteración de la función barrera.  Tanto una piel seca como una piel grasa pueden sufrir una pérdida de humedad. Algunas de las causas son los cambios bruscos de temperatura, la climatización y los ambientes secos, el uso inadecuado de productos cosméticos, la exposición solar excesiva, el estrés, medicamentos, etc. 

La piel sensible sin patología:

Se observa una piel fina, transparente y con poros pequeños. Puede presentar enrojecimientos en alguna parte tipo cuperosis y descamación. Le afectan los cambios bruscos de temperatura y el sol la calienta y la enrojece.

Se nota una piel frágil, irregular. Se puede sentir irritaciones al frotarla. 

Se siente la piel inestable, irritada, inconfortable con molestias. A veces calor, quemazón y picor. 

La piel sensible presenta una función barrera deteriorada, con pérdida de agua transepidérmica y mayor irritación y sensibilidad a los ingredientes cosméticos. La piel se vuelve menos impermeable entonces más sensible a los agentes externos que se resienten más.

La piel madura

Se observa una piel que se vuelve más fina con el tiempo, que las arrugas de expresión son más intensas al nivel del cuello y de los ojos, y las arrugas se hacen más profundas. La tonalidad es pálida y apagada.

Se nota una textura más blanda que tiende a caerse. Y, como consecuencia, le falta tonicidad y vitalidad. 

Se siente una piel cada vez más seca, con pérdida de tonicidad y vitalidad. 

Fisiológicamente el desarrollo de las células se ralentiza con la edad y por lo tanto causa un envejecimiento cutáneo.

¿Qué tipo de piel tengo?

Tras estas descripciones de cada tipo de piel, habrás podido identificar la tuya. ¿Verdad? Pues ahora te toca mimarla como se merece.

En un próximo post hablaremos de los ingredientes naturales y el tipo de cosmética que mejor conviene a cada piel y, mientras tanto, puedes echar un vistazo a nuestras Recetas para buscar inspiraciones. 

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Tu tipo de piel en infografía:

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